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La mujer que acompaño a Vicente de Ametzaga Aresti | ||
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A
los pocos meses del nacimiento de nuestra hermana pequeña en Buenos Aires,
nuestros padres se fueron a vivir a Montevideo, Uruguay. El presidente de
los vascos José Antonio Aguirre que en aquellos tiempos estaba viviendo en
Nueva York le encomendó a aita estar a cargo de la semana cultural vasca de
1943 en Uruguay que vivía un régimen democrático, y muy amigos de la
democracia, en tanto que en Argentina se producía el 4 de junio de este año
un golpe de Estado con positivismo hacia el franquismo. Aita aceptó la
nueva responsabilidad de organizar la Semana Vasca que comenzó el 30 de
octubre y se dilató hasta el 13 de noviembre de 1943. Una de sus
principales labores era la elaboración de comisiones de honor, compuesto en
su totalidad por destacados miembros de la vida pública e intelectual de la
sociedad uruguaya. Le facilitó el tener como lejano pariente al entonces
presidente de la Republica Juan José Amezaga, sus abuelos eran hermanos.
Aquella semana vasca nuestro padre trabajó mucho para tener la participación
de poetas, pintores, escritores, escultores, músicos, dantzaris. También
Aguirre decidió proseguir con la Delegación Vasca en Montevideo. En la
primavera de 1943 Aguirre pidió a su viejo amigo Vicente
tomar el puesto como Director de la Delegación Vasca en Montevideo,
que era equivalente a ser embajador en Uruguay, pero desde luego titulo
honorario solamente. Después de dos visitas para estudiar la situación,
aita accedió y se mudaron a Montevideo en setiembre de 1943. Ellos parecían
felices, aita muy con la gran tarea de dar a conocer la cultura vasca en
esta ciudad en que no se conocía, y ama con su labor social, aunque para
nuestra madre, ella solía decirnos, la sombra de nuestra ausencia apenaba
su corazón constantemente. En
mi continuamente vibraba una inquietud que mi hermana no compartía, y era
el deseo de estar cerca a nuestra madre y reunirnos con nuestros padres
fuera donde fuera, pero como aun estábamos en guerra había peligro en
cruzar el océano y tampoco había nadie que se responsabilizara por nuestro
cuidado, por ahora no se podía hacer mucho. Siempre nos decían los tíos
“el año que viene estaréis todos reunidos”, pero los meses pasaban y
los años también sin que eso sucediera.
Llegué a Las Arenas con tiempo de empezar el colegio, extrañaría a
mi hermana, pero con mi regreso la felicidad volvió a mis tíos. Ellos no
podían tener hijos y parece ser yo llenaba sus vidas muy bien, y yo estaba
contenta de ir a la escuela y ver a mis amigos.
Aita
como delegado en Montevideo se convirtió en líder de una red de espionaje
de media docena de vascos que recogía información de inteligencia acerca
de los agentes fascistas en Uruguay y lo pasaba a los vascos de Nueva York
que entonces lo enviaban a Washington. El dinero que ganaba con este
servicio era parte vital del ingreso familiar a principios y mediados de los
40. A principios de 1947 Estados Unidos dio una gira de 180 grados a sus
preocupaciones fascistas, con el comienzo de la guerra fría. El comunismo
llegó a ser el enemigo y España se hizo aliada en esa lucha. Y ahora el
departamento de Estado y la CIA quitaron su apoyo económico al gobierno
vasco, un paso que sucumbió el esfuerzo de los exiliados de una crisis
financiera por la que nunca se recobraron. Y en casa la familia ahora estaba
pasando por momentos difíciles financieros.[1]
Ya estábamos en el año 1947, ama nos escribió que para mi cumpleaños
tendríamos un nuevo/a hermanito/a y me ofrecieron ser la madrina. Yo
contenta tomando como un regalo para mí, aunque cambiaron de opinión lo
del madrinazgo, tal vez yo era muy joven, iba a cumplir 9 años. En el
colegio las monjitas empezaron a prepararme para hacer la Primera Comunión.
Los aitas querían estar presentes para este día tan grande y fue un
desgarrón para ellos que yo la hiciese lejos de ellos. Pero iba a cumplir 9
años y no se sabía cuanto mas se iba a esperar.
Fuimos a la casa de fotos Cañada a sacar fotografías oficiales para
mandarles. Mi precioso vestido largo de organdí estaba hecho en el taller
de la tía Juli. El celebrante era el tío Pedro, la fecha; 7 de mayo, mi
cumpleaños, lugar; la capilla del colegio. Iba a ser una ceremonia privada.
La pequeña iglesia estaba preciosa adornada con las flores de mayo.
Enfrente al altar había tres reclinatorios decorados de terciopelo rojo que
serian ocupados por mis tíos Ino y Carmen y en la mitad de ellos el mío,
forrado de tul blanco. Flores y luces abundaban en la capilla. Era un día
muy bueno para todos aunque la ausencia de nuestros padres era la única
sombra. Cuando me incliné en mi reclinatorio pedí con fervor reunirme con
nuestros padres muy pronto. Siete meses más tarde estaba en un barco rumbo
a Montevideo, Uruguay. A los cuatro días de hacer mi Primera Comunión, el
11 de mayo de 1947, nació nuestro hermano menor, Xabier Iñaki. El
capitán del “Monte Amboto”, Capitán Gastiarena, amigo del tío le dijo
que ellos iban a Sur America haciendo escala en Montevideo, Uruguay, el próximo
diciembre y el se haría responsable de nosotras dos, pero Begoña seguía
sin deseos de partir. Era una travesía larga y yo iría sola, sin mi
hermana ni nadie que yo conocía. Su negativa no disminuyó mis fuertes
deseos de reunirme con nuestros padres. Así es que se empezó a preparar
solamente mi viaje. Los meses siguientes pasaron rápido. Yo no me acuerdo
que pasaba por mi mente, cuando estaba a punto de dejar todo lo que me era
tan familiar y bueno para embarcarme sola a un lejano lugar para ir a
conocer a mis padres y tres hermanos más pequeños. Pero no creo tenia
dudas sobre el paso que iba a dar, pero sin saberlo cambiaria mi vida por
completo así como la de mis padres y hermanos.
Salí de San Sebastian para Bilbao, el tío me fue a buscar a la
estación de tren en Bilbao. Yendo a Las Arenas en el carro en silencio,
después de una pausa larga me dijo, “tu sabes que no tienes que ir si tu
no quieres.” Yo asentí, pero yo ya había tomado la decisión y nadie me
podía convencer lo contrario. Esta
foto, sacada en la playa de Las Arenas en el verano de 1947, es la última mía
antes de embarcarme para Uruguay.
Días antes de mí partida los tíos me regalaron una bella pulsera
de oro con cuatro piedras preciosas amatistas, de tonalidad lila claro,
llamada “Rosa de Francia” ellos me dijeron que siempre que cuando me la
pusiera me acordara de ellos. Y la lleve puesta durante el viaje y hoy en día
la tengo como un pequeño tesoro. He aprendido que esta roca tiene faceta
calmante y tonificante en caso de tener estrés, nervios, miedo y angustias
y es uno de los cristales más importantes del planeta. Y según la mitología
griega, Dionisio, dios del vino y el desenfreno, pretendía a una doncella
llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa Artemisa
escuchó sus plegarias, y transformo a la mujer en una roca blanca.
Dionisio, humillado, vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo
así de púrpura los cristales. El cristianismo adoptó la amatista como símbolo
de renuncia a los bienes terrenales y castidad, y aun hoy la llevan en forma
de anillos muchos cardenales y obispos. La amatista simboliza la sabiduría
divina.
Llegó el 17 de diciembre de 1947 y fuimos al puerto en Bilbao todos
y embarcamos. El capitán nos esperaba, no tenia ni barba ni pipa como yo me
lo había imaginado, muy amable nos llevo al puente de mando, lugar donde se
dirige la nave, y nos mostró sus catalejos y el timón de rueda.
Mis tíos inspeccionaron mi camarote. Mi cama estaba arriba a la
derecha y al lado de la ventana (ojo de buey). Ellos me abrazaron y me
besaron con lágrimas. Yo me emocioné mucho, y pensaron que había cambiado
la idea de partir, me dijeron luego. Poco después el barco implacable con
su ruidosa sirena anunciaba el comienzo del viaje. Begoña no estaba
conmigo. Yo quedé sola en cubierta mirándoles a ellos en el muelle. Los tíos
siguieron en coche por la vera de la ría al barco pasando muelles, dársenas,
astilleros, los Altos Hornos, fabricas, casas y los astilleros Euskalduna
frente al cual estaba el tío Churchill agitando un gran pañuelo. Yo me
acuerdo haberle gritado “No te olvides de la herencia”. El y la tía
Cris eran los tíos de la tía Carmen e íbamos a visitarlos de vez en
cuando a Bilbao. Ellos vivían en el barrio Basurto, en el 5º piso, por la
ventana de la cocina se veía el estadio San Mames. El mejor palco del
barrio. Mientras ellos charlaban frente a la ventana, yo oía música en el
tocadiscos RCA, y parece ser me gustaba mucho, tanto así que me prometieron
dejármelo de herencia; y es debido a ello mi suplica.
Después de un mes de cruzar muchos husos horarios y la percepción
de que dejé algo querido detrás creció mas fuerte llegando a mi destino.
Cambie la hora en mi reloj de oro, regalo de los aitas para mi Primera
Comunión, al horario apropiado.
En
Vigo paramos lo suficiente para que el capitán me llevara al circo.
Navegamos a través de las Islas Canarias y paramos en el puerto de Tenerife
por varias horas, para luego atravesar el Océano Atlántico. En medio del
océano enfrentamos una tormenta bastante grande, hacia frío, el viento
soplaba en forma despiadada y el mar estaba alterado. Adentro nos bamboleábamos
un poco siguiendo los locos designios del mar y me entró un poco de miedo
la furia del mar. El capitán se acercó y tratando de calmarme diciéndome
que el Amboto estaba preparado para estas tormentas, y me contó la historia
del viaje de Kon-Tiki; un aventurero que unos pocos meses antes, atravesó
otro mar más grande que el “nuestro” e iba solo y a bordo de una balsa
hecha solamente de juncos, que son parecidos a los juncos que rodean las márgenes
del río Gobelas. Parece ser la calma volvió a mi espíritu porque corrí a
contarle a Torino para que “el no se asustara”.
Casi llegando mi ansiedad creció acerca de mi nuevo y desconocido
mundo de mi nueva familia y país. Llegamos
a la costa de Brasil, pero yo ya no prestaba mucha atención a nada porque
mi inquietud se acrecentó llegando a la altura de Río. Ahora la
temperatura era más templada. Había salido de Bilbao en invierno y llegábamos
a Montevideo en verano. Al fin llegó el día, elegí ponerme un vestido de
verano, creo el único que traía. Despacio el barco estaba entrando en el Río
de la Plata, y pronto en el puerto de Montevideo que ya estaba casi enfrente
a nosotros. La fecha era 15 de enero de 1948, siete años exactamente desde
que nuestros padres habían dejado Europa. Recibí
del Museo Marítimo Ría de Bilbao, de Bilbao esta pequeña reseña del
barco “Monte Amboto”. El
Anboto Mendi fue botado el 5 de septiembre de 1928 en los astilleros
Euskalduna, para la naviera Sota y Aznar. Se trataba de un buque tipo
convencional, destinado a carga general, provisto de cubierta corrida y 4
bodegas. Desde el comienzo de la Guerra Civil española, en 1936, estuvo
navegando bajo pabellón republicano y controlado por el Gobierno Vasco
hasta el 24 de agosto de 1937, cuando la tripulación se pasó al bando
nacional. Así, navegó bajo pabellón del Gobierno de Burgos hasta el final
del conflicto armado. Sería entonces entregado a la Naviera Aznar, pasándose
a llamar Monte Amboto. Estuvo destinado a navegar en tráficos de gran cabotaje y altura, como
buque “tramp”.* Posteriormente, el buque sufrió una transformación,
convirtiéndose en buque mixto con capacidad para acomodar a 72 pasajeros,
navegando desde entonces y durante muchos años, en la línea regular Norte
de España-Sudamérica con escalas en Bilbao, Vigo, Lisboa, Santa Cruz de
Tenerife, Montevideo y Buenos Aires. También lo haría en la línea
Mediterráneo-Mar del Plata. Desguazado en Santander el 3 de marzo de 1977. * La característica de este medio de transporte son su gran capacidad de
carga y su adaptabilidad para transportar toda clase de productos, de volúmenes
y valores.
[1]
Xabier Irujo Ametzaga y Alberto Irigoyen Artetxe, La hora vasca del
Uruguay: Génesis y desarrollo del nacionalismo vasco en Uruguay
1825-1960, (Montevideo: Institución de Confraternidad Vasca Euskal
Erria, 2006). .
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I) Vida de Mercedes Iribarren de Ametzaga -Gure Ama - Tributo a nuestra Ama, por Mirentxu Ametzaga |
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II) La mujer que acompaño a Vicente de Ametzaga Aresti - por Xabier I. Ametzaga |
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III) Mis manos quieren hablar - mi poema a mi Ama - por Xabier I. Ametzaga |
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IV) Publicaciones en Internet relacionadas |
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