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La mujer que acompaño a Vicente de Ametzaga Aresti | ||
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CAPITULO
V WASHINGTON,
ESTADOS UNIDOS Salimos
del puerto de La Guaira al atardecer y nuestra primera parada fue en el
puerto de Curazao. La llegada al puerto de Curazao fue sorprendente porque
el barco entraba al puerto pasando muy cerca de una hilera de pintorescas
casas de diferentes colores. Aprendimos el significado del nombre de la
isla. Curazao quiere decir “isla de curación” porque cuando llegaban al
puerto barcos con marineros sufriendo la enfermedad de escorbuto se curaban
al tomar las deliciosas frutas que ofrece la isla. Nuestro segundo y último
puerto era Aruba antes de llegar a Houston, Texas. Fue un viaje feliz de
ocho días cruzando un intercambio del Mar Caribe salpicado de islas y el
amplio Golfo de México. Viajar en un crucero por el Caribe es apasionante e
inolvidable cuando se recorre el mar caribeño y mas yendo de luna de miel.
Fueron días felices y Bob y yo disfrutamos ampliamente. Al
plantar nuevas raíces, muchos de nosotros encontramos nuestras mentes
vagando a través de los mares a las montañas o a los valles de la tierra
de nuestros padres o de las tierras que dejamos atrás en otros
peregrinajes. Alguien dijo que el mar puede ser una frontera sicológica que
nos protege de las heridas escondidas y de las memorias amargas. Nuestros
padres navegaron en las mismas aguas que fueron campo de batalla en
innumerables conflictos bélicos de los submarinos alemanes destruyendo y
hundiendo con torpedos buques aliados. Yo
estaba viviendo mi experiencia como inmigrante por cuarta vez en 27 años.
Podría decirse que ya era “ciudadana del mundo”. Hacer las
maletas, despedirse de los seres queridos, llegar a tierras desconocidas,
escuchar lengua extraña, orientarse por la ciudad, adaptarse a las nuevas
costumbres y modismos, y cambiar todo lo que se conoce radicalmente, todo
esto lo he experimentado siendo niña, joven y adulta. Todas estas mudanzas
tienen sus pros y sus contras. Es
verdad que nos da una visión distinta, con una mentalidad más abierta y
nos adaptamos e integramos con alma y corazón en la sociedad que nos toca
vivir y comprender más fácil a otras mentes y culturas, pero todo ello
acarrea un gran costo, que es la falta de raíces.
Para
llegar al centro de la ciudad tuvimos que cruzar el Río Potomac por uno de
los numerosos puentes que añaden especial fascinación a Washington.
Atravesamos el puente que confiere la entrada más grandiosa a la ciudad
porque esta revestido con el patriotismo americano sugiriendo que estamos
entrando a la capital, el Memorial
Bridge. Nos alojamos en un hotel y
a la mañana siguiente antes de salir a buscar una vivienda describía
en una carta larga a nuestros padres y hermanos todas mis impresiones, alegrías
y preocupaciones. Pronto
encontramos y nos instalamos en un precioso y diminuto apartamento en un
barrio céntrico cerca de la Universidad de Johns Hopkins donde Bob era
estudiante. El apartamento de liliputienses medidas tenía una preciosa sala
que de noche se convertía en dormitorio. Dos ventanales grandes decorados
con cortinones color mostaza y un sofá-cama tapizado en celeste y crema,
sillones y mesitas de estilo francés. La sala-dormitorio tenía chimenea de
leña que nos calentó en el invierno y dos closets, un escritorio pequeño
antiguo, cocina grande con closet enorme, y un baño alegre que bañaba el
sol por una gran ventana. Estaba muy bien ubicado en cuanto a educación
cultural de la vida americana y entretenimiento, ya que estaba a solamente a
pocas cuadras de la Casa Blanca,
del Capitolio, numerosos museos de
diferentes tipos, de la National
Gallery of Art con sus salas de concierto que acudíamos los fines de
semana, de los majestuosos monumentos, de la
Biblioteca del Congreso, la
entrada cultural mas antigua en los Estados Unidos que sirve como la
institución de investigación para el Congreso, y es una de las mayores
bibliotecas del mundo. También
estábamos cerca del Washington
Monument, un obelisco hecho de mármol blanco de 185 metros en el
terreno del Mall. Bob y yo tratamos de romper el record cuando subimos a pie los
897 escalones de la escalera de hierro en 20 minutos. Pero quedamos atrás
ya que el record muestra que ha sido escalada al piso de observación en 6
minutos y 42 segundos. La
iglesia también estaba cerca, y era la histórica Catedral
de Saint Matthew, una iglesia enorme, el exterior se parece a las
iglesias en Italia, es de ladrillos rojos que contrasta con la rica decoración
interior con mármol y piedras semipreciosas. Los confesionarios tenían la
bandera para indicar las diferentes lenguas en que se ofrecían las
confesiones. Allí íbamos
todos los domingos a Misa, y Bob me acompañaba siempre. Eso le gustó ama. Al
comienzo de la primavera Washington se viste de gala con los cerezos
en flor. Y fuimos a pasear por el florido camino una mañana dominguera
aunque un poco fría, pero el espectáculo era precioso. Es una conmemoración
anual de 3000 árboles de cerezos que Japón regaló a Washington en 1912
como recuerdo de la amistad entre Japón y Estados Unidos. Gentes de todo el
mundo se reúnen aquí para dar la bienvenida a la llegada de la primavera. El
4 de julio, el día de la Independencia de los Estados Unidos, del Reino de Gran
Bretaña y el cumpleaños de aita en Washington se celebra a la orilla del Río
Potomac con millones de kilos de explosiones que son lanzados al aire en lo
que es el mayor espectáculo pirotécnico del mundo. Para asistir a estos
festejos hay grandes descuentos en los pasajes aéreos, hoteles, paquetes
turísticos, restaurantes y centros comerciales. Bob y yo íbamos de picnic
después una corta caminata para presenciar la hora que el cielo se llenaba
de magia.
Mientras
tanto aita que le había prometido a Bob enseñarle el euskera por
correspondencia empezó a preparar y mandarle las clases, y ama participaba
también acompañando las lecciones con dibujos que ella diseñaba. Y Bob
que tiene mucha facilidad para las lenguas aprendió rápido en el poco
tiempo que duraron las clases. (Ver
abajo foto de una de las lecciones.)
Pudo
retrasar la partida un poco porque pronto nacería nuestro primer hijo. Pero
tristemente a la persona asignada para reemplazarle durante ese tiempo lo
mataron en una emboscada. Ama
me mandaba ropita hecha por ella primorosamente. Ella quería estar conmigo
en esos momentos tan importantes de nuestra vida, pero no pudo ser. Nuestra
primera hija Anne Miren nació felizmente en una importante fecha como es el
7 de julio de 1967, día de San Fermín, celebración importante para todos
los navarros, así como también en el hospital más famoso de Washington,
en Walter Reed Army Medical Center en Washington DC. Este gran hospital fue
nombrado en memoria del médico y Comandante Walter Reed que estaba a cargo
de un equipo que confirmó que la fiebre amarilla era transmitida por
mosquitos y no por contacto directo, y como consecuencia de este importante
descubrimiento no solamente se salvaron muchas vidas, sino que también se
pudo llevar a cabo la construcción del Canal de Panamá. Las enfermeras
estaban muy curiosas por saber donde yo había comprado unas ropas tan finas
que Anne Miren lucía al salir del hospital. Este
año 1967 fue un año de triunfos con los nacimientos de los dos primeros
hijos y nietos y de desafíos con la ida de Bob a Vietnam y Pello
encarcelado por asistir a un Aberrieguna con una cámara de fotos. El
sábado 29 de julio a las 8 de la noche la ciudad de Caracas se estremeció
con un fuerte sismo, conocido como “Terremoto Cuatricentenario de
Caracas” porque la ciudad festejaba en esos días los primeros cuatro
siglos de existencia. En el momento que ocurrió ama estaba cocinando
chipirones para el almuerzo del día siguiente, mientras nuestro padre
trabajaba en su escritorio. Ama sintió el movimiento pero pensó que era un
pequeño mareo de ella, hasta que vio la araña de luces del comedor moviéndose
de lado a lado y se dio cuenta que era un temblor. Llamó a nuestro padre
que parece ser no se había percatado, y allí en la sala los dos abrazados
esperaban su fin. Pero todo quedó en calma y bajaron apresuradamente los
diez pisos saliendo con los demás vecinos a la calle. Mas tarde oyeron por
la radio las tristes noticias. Los barrios de Altamira, Los Palos Grandes y
la parte central del litoral fueron los más afectados por el sismo. Bingen
y Xabier estaban ilesos y se dedicaron a ayudar en la labor de rescate.
Arantza y Pello corrieron a su casa de Los Palos Grandes donde vivían para
buscar a su niño de seis meses que estaba con la niñera, y llegando a su
casa pasaron por edificios de 6 y 10 pisos convertidos a la altura de un
piso, pero con gran suerte su edificio estaba en pie y allí en la calle
cerca de su apartamento encontraron al niño en brazos de la mulata que le
salvó la vida. Aquella noche que comenzó feliz para muchos cambió cuando
repentinamente todo se oscureció y la tierra se estremeció. La felicidad
se convirtió en dolor y pánico. El primer temblor duró de 35 a 55
segundos de 6.5 en la escala de Richter, pero fue suficiente para que la
aterrada población saliera a la calle como alma en pena y para que más de
400 pobladores de Caracas y el litoral fallecieran. Hubo miles de heridos y
daños materiales incalculables. En el centro de la ciudad, la Cruz
Patriarcal de la Catedral de Caracas se desprendió desde lo alto de la
iglesia y dice la tradición que al caer al suelo el terremoto ceso y como
testimonio de ese hecho quedo su marca grabada en el piso. A las pocas
semanas recibí una carta de ama con los detalles de este terremoto y la
triste noticia de la muerte de unos amigos vascos cuando el edificio donde
vivían se vino abajo. Mientras
tanto yo recién llegada a la casa del hospital y con la niña en brazos
empecé mi ardua y dulce tarea de ser madre sin más ayuda que la de Bob
cuando llegaba del trabajo. No teníamos a ningún familiar cerca para
celebrar su llegada o para recibir consejo o ayuda. Bob había conseguido
una señora para ayudarme en la limpieza de la casa. Era una negra alta y
esbelta de sombrero y guantes que ceremoniosamente después de saludarnos a
la niña y mí iba canturreando por la casa haciendo la limpieza. Yo podía
descansar junto a mi hijita que tranquila dormía al son de las canciones de
la mulata en el blanco moisés que yo lo había forrado con el tul de mi
velo de novia.
A los 15 días le bautizamos en la iglesia “Memorial” de Walter
Reed de aspecto rural inglés de piedra gris. Hicimos una pequeña fiesta en
que invitamos a Perico Beitia, delegado del Gobierno Vasco en Washington,
Yaione Bilbao y esposo que estaban de visita en la ciudad, y algunos amigos
nuestros. Pocos días después levantamos la casa y los tres partimos para
Houston, Texas, donde Anne Miren y yo viviríamos cerca de la familia de Bob
durante la ausencia de Bob que partió para Vietnam. Bob con su recién
estrenado doctorado ahora estaría encargado de planear y coordinar la
seguridad de caravanas y camiones que llevaban medicinas, comida y
municiones. Fue muy triste nuestra despedida, ambos llorando con nuestra
recién nacida entre ambos. Tres
meses más tarde mis suegros me invitaron a visitarlos a Bogotá, Colombia,
una de las ciudades más altas estando del mundo, a 2640 metros sobre el
nivel del mar, y también una de las más grandes de Latinoamérica. Esta
ciudad ofrece un contraste entre casas de una rica herencia colonial y
modernos edificios y esta rodeada por las enormes montañas Andinas. En las
calles se veía gente arropada con ponchos de colores oscuros que le daba un
aspecto más dramático. Estábamos hospedados en el Hotel y Residencia
Tequendama, ubicado en el centro de la ciudad. Estuvimos un mes con ellos en
Bogota al cabo del cual hicimos muchas compras. Visitamos la “Quinta Bolívar”
una casa preciosa, jardines lindos, con mosaicos en el suelo hechos de
huesos de oveja. Fuimos a Misa a la iglesia de San Diego, luego al Museo de
Cobre cerca del hotel donde se exhiben miles de objetos de cobre. Viéndolos
pensé en la típica rustica cocina vasca y no me acuerdo donde, pero
compramos diez objetos de artesanía de cocina de cobre para decorar en
nuestra cocina. Compramos ponchos, joyas con piedras de esmeraldas.
Terminada nuestra estancia en Bogota mis suegros nos acompañaron a Caracas
para conocer a mis padres y hermanos. Anne Miren y yo estuvimos cinco meses
en Caracas. CARACAS
Llegamos a Maiquetía y toda la familia nos esperaba. Mis suegros
luego de cenar una comida muy rica preparada por ama se fueron a descansar
al Hotel Tamanaco donde se alojaban, y al día siguiente vinieron a casa. Mi
suegro y yo fuimos a la Embajada de Estados Unidos para notificar mi nueva
dirección y teléfono. Mientras en casa los aitas y mi suegra se entendían
muy bien haciendo nuestro padre de traductor. A la noche ellos invitaron a
toda la familia a cenar al Hotel Tamanaco. Yo no pude quedarme porque Anne
Miren no cesaba de llorar y el bueno de mi suegro nos trajo a casa a las
dos. Ama me contaba que lo pasaron muy bien y a nuestros padres
personalmente les caían muy bien los padres de Bob.
Una de las primeras cosas que hicimos ama, la niña y yo era visitar
las ruinas de las casas caídas durante el terremoto. Habían pasado cinco
meses y Caracas y aun se veían las calles deterioradas, edificios en
ruinas, terrenos baldíos donde antes había edificios, pero los ánimos
serenos tal vez con la esperanza de la Navidad. En casa el aitona (abuelo)
le hablaba en vasco a Anne Miren con mucho cariño. Ama estaba encantada de
hacerle vestiditos y sacarla a pasear. Todos eran muy buenos con nosotras
pero yo no podía disfrutar enteramente porque eran malos momentos para mí
pensando en Bob y en la dichosa guerra de Vietnam de la cual no se oían muy
buenas noticias. En abril de 1968 sin poder esperar más nos volvimos a
Houston para esperar el regreso de Bob. Antes de irme Aita me entregó un
ejemplar de su recién publicado libro el cual me dedicó y que se titulaba El
Hombre Vasco. Me llenó de
orgullo y no lo esperaba. Otra vez y con tristeza nos despedimos.
En estas fotos, sacadas en Caracas en 1968, aita y ama están con sus
primeros dos nietos, Anne Miren, nuestra hija, y Xabier Irujo, hijo de
Arantza y Pello.
HOUSTON-BRYAN, TEJAS La
víspera del primer año de la niña Bob volvió de Vietnam. Celebramos a lo
grande con toda la familia. Yo llame a caracas para notificar la buena
nueva. Ya le habían ofrecido
su primer trabajo Era en Bryan, Texas, un pueblo universitario a dos horas
al norte de Houston. Aquí había verdaderos vaqueros, se presenciaban
emocionantes rodeos y sus habitantes eran muy amistosos.
Era un pequeño pueblo encantador, pero que carecía de las
actividades culturales o espectáculos de entretenimiento que ofrecían
ciudades como Washington o Houston. Creo
debido a ello, teníamos fiestas de continuo, y en casi todas se cantaba
canciones nostálgicas de los años universitarios acompañadas por Bob a la
guitarra, instrumento musical que yo lo había comprado en Don Disco, barrio
de Chacaito en Caracas como regalo. En este ambiente Bob empezó su carrera
de profesor, y los tres a proseguir con la vida familiar que había quedado
interrumpida por la separación debido a la guerra. Me
acuerdo que yo le contaba lo que hacíamos en este pueblo de Bryan a ama y
ella me escribía que después del tumultuoso año con los viajes a Bogotá
y Caracas y Bob a Vietnam me aconsejaba que aprovechara de la paz de este
pueblo pequeño y tomara el tiempo para restablecer nuestras vidas a la
normalidad. Y tenía razón. Necesitábamos
en esos momentos de esa tranquilidad que este pueblo nos brindaba.
Ama,
que no esperaba tal fatal desenlace, me escribía unas cartas muy dolorosas
y difíciles para mí de leerlas y me sentía muy triste por estar tan lejos
para ofrecerle mi apoyo y mi cariño. Xabier
me escribía que le llevaba a pasear, haciendo viajes, cosa que a ella
siempre le había gustado, y hacían excursiones por la selva venezolana,
visitaron los Andes venezolanos y también le llevó a comer uno de sus
manjares preferidos, pastel de almendra a la colonia Tovar, y otros tipos de
excursiones y para estos viajes lo único que ella tenía era hacer era
disfrutar de los paisajes y la comida, y ella disfrutaba ir con ellos,
Todos
estos viajes le llevaban a ama en un jeep Werchmacht alemán de las fuerzas
armadas alemanas de la Segunda Guerra Mundial, sin puertas y techo de lona
que metía ruido por todas partes. Yo
le denominaba “El Tanque” pero según Xabier era una obra de ingeniería
en su construcción y lo conducía orgulloso y lo llevaba a todas partes,
una vez se fue manejando hasta Brasil.
Nosotros le invitamos a nuestra madre a Texas y estar con nosotros
para el nacimiento de nuestro segundo hijo y así lo hizo. Llegó varias
semanas antes del nacimiento, a tiempo para dar los últimos toques con
ropita que primorosamente cosía para la cuna y para el bebé. Kathleen
nació el día de las Mercedes, el santo de ama, el 24 de setiembre de 1969.
Ella compartía su cuarto con la recién nacida que lo decoramos juntas y le
tomó mucho cariño a la niña. La atendía día y noche para dejarnos
descansar a nosotros y poder yo estar mas con Anne Miren, y ese cuidado
hacia la recién nacida le calmaba a su espíritu dolorido. La bautizamos en
la iglesia más vieja de Bryan, Saint Joseph (1873) con el nombre de
Kathleen Elizabeth, nombres de miembros de la familia de Bob.
Bob
y yo preparamos un fin de semana para visitar a Nueva Orleans, seis horas de
viaje. Ama se ofreció cuidar a las niñas. Nos hospedamos en el Hotel
Provincial situado en el barrio francés, el más antiguo de la ciudad. Habíamos
estado en nuestra luna de miel y nos gustó por ser encantador, sencilla
elegancia, y muy bien ubicado, cerca de todo. En el siglo XIX había sido
convento de las Hermanas Ursulinas, y luego convertido en hospital militar
durante la batalla de Nueva Orleans y más tarde durante la guerra civil.
Nada mas llegar al hotel llamamos para asegurarnos que todo estaba bien.
Anne Miren y ama hablaron un poco y parecía todo estar en orden. La
siguiente noche llamamos otra vez y esta vez la línea estaba ocupada, después
de media hora aun seguía igual. Sabíamos que ninguna de las tres podía
hablar mucho, mejor dicho nada, y se nos ocurrió llamar a la vecina y
deletrearle en español un mensaje para que se lo entregara a ama. Volvimos
a llamar y ama contestó. El teléfono había estado descolgado porque Anne
Miren pensó que yo estaba en la línea todo el tiempo, ella nos extrañaba
y su consuelo era el teléfono. Este episodio me hizo volver tristemente a
mi niñez ya que yo tenía su misma edad cuando nuestra madre se fue a
Marsella. Y volvimos a casa. A
Bob se le presento una buena oportunidad de trabajo. Le ofrecieron el puesto
de jefe del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de
Chattanooga en Tennessee y al aceptarlo dejábamos a Tejas y a los
familiares atrás. Nos dio un poco de pena porque en esta nueva ciudad no
teníamos a nadie conocido. La ciudad de Chattanooga esta a las dos veras
del Río Tennessee y rodeada por los Montes Apalaches. Rentamos un
apartamento en una región histórica en el barrio de la cima del Signal
Mountain, (Monte Señal) llamado así porque los primeros habitantes, los
indios Cherokee, desde la cima de este monte mandaban señales de humo y
fuego a través del valle. El monte tiene una altitud de 600 metros, la
carretera para subir ofrece una vista panorámica única, pero tiene una
carretera muy estrecha y con mucha curva y no inspira mucha seguridad al
manejar de noche. Al mes compramos nuestra primera casa, abajo en los
suburbios de la ciudad. Toda la región ofrece una naturaleza pintoresca.
La ciudad no es muy urbana, más montañera y su cultura gira
alrededor de las artes, música y artesanía folklórica.
Viviendo en esta ciudad tan pintoresca decidí tomar cursos de
Decoración Interior que ofrecía la Universidad de La Salle por
correspondencia, y así aprender a elegir los colores adecuados para la
decoración de nuestro hogar y desarrollar mi creatividad. Con cada lección
transformaba las habitaciones empezando por la entrada y terminando con las
habitaciones de las niñas. Nada más graduarme, Bob que me ayudó en este
proyecto y yo terminamos transformando toda nuestra casa. Siempre me ha
gustado que la casa refleje nuestros gustos y personalidades. Tiempo mas
tarde ama tapizó un sillón tal vez como muestra de apoyo a nuestro
esfuerzo.
EUSKADI
En el año 1973 viajamos a Euskadi para mostrar a Bob el país del
que tanto le habíamos hablado antes. En ese momento ama estaba viviendo con
Arantza, Pello y sus tres hijos en Pamplona. Desde que murió aita ella
repartía su tiempo entre Caracas, Euskadi y Estados Unidos. El día de
nuestra boda ella me prometió escribir una vez a la semana y así lo hizo
fielmente, ahora escribía más a menudo sus cartas. En la primera semana de
julio visitamos Pamplona unos días. Anne Miren estaba convencida que en
Pamplona llena de fiesta y jolgorio estaban festejando el cumpleaños de
ella. Y al lugar que más acudíamos era a la Pastelería.
Durante nuestra estadía Bob hizo una cantidad de entrevistas con
gente de la lucha clandestina vasca que mas tarde formarían parte de su
primer libro sobre la política vasca.
La mayoría de las entrevistas fueron posibles gracias a la
intervención de ama por medio de sus contactos con políticos en Euskadi.
Yo nunca había vivido en esta ciudad conocida en todo el mundo por
las famosas fiestas de San Fermín. Ama insistió debíamos ir a presenciar
el encierro, que consiste en una carrera de tres minutos delante de los
toros y que culmina en la plaza de toros. Ella nos despertó temprano para
estar segura de que lo íbamos hacer. Llegamos antes del lanzamiento del
primer cohete (txupinazo) y subidos a una ventana de un banco pudimos vivir
el riesgo y la emoción de estos populares encierros inmortalizados por
Ernest Hemingway en su novela “The Sun Also Rises.”
Tuvimos la ocasión de llevar a las niñas y sus primos a ver las
comparsas de los famosos Gigantes y Cabezudos narradas por mi tantas veces.
Con cierto temor ellas vieron pasar a las parejas de los gigantes y gigantas
representando diferentes razas del mundo y los cabezudos que nos perseguían
por toda la calle para pavor de los niños que gritaban y corrían. Pero no
pudimos quedarnos para asistir a la noche final. El día 14 que se acaba
oficialmente los Sanfermines y todo el día ha habido despedidas y a la
noche los navarros se reúnen frente al Ayuntamiento y con velas encendidas
cantan melancólicamente la canción “Pobre de mí.” CHATTANOOGA,
TENNESSEE
A
los pocos meses de irse ama ya estábamos en pleno verano, y la Universidad
de Tennessee en Chattanooga, donde Bob era profesor, ofreció el picnic
anual, esta vez era en la casa del Rector, el cual tenía su casa ubicada a
orillas del Río Tennessee, cerca de la enorme central hidroeléctrica, la
Presa de Chickamagua. Cuando llegamos al lugar nos impresionó, la casa señorial
con el precioso jardín al lado del río de rápida corriente, un panorama
impresionante típico de esta región. Bob y las niñas se fueron a jugar
con la pelota y yo me quedé con Robert de 8 meses que estaba en su
cochecito. Unos minutos después
ni el coche ni el niño estaban al lado mío porque este fue rodando al río.
Instintivamente miré al río y en aquel instante pude ver al coche volcándose
en el momento que nuestro hijo caía en el río.
Corrí desesperada gritando pidiendo ayuda para llamar la atención
de todos los presentes. Al niño no se le veía, pero puse mis brazos debajo
del agua cerca del coche, y por milagro pude agarrarlo. El empezó a llorar
enseguida, llanto que en ese momento nos pareció una dulce melodía. Todos
aplaudieron. Yo temblaba del shock y como Robert tenía un pequeño golpe en
la cabeza salimos corriendo a ver al pediatra.
Cuando nuestra madre se enteró del accidente le apodó al niño Moisés (salvado de las aguas). Ama
volvió a los pocos meses y estuvo seis meses con nosotros. Esta vez vino
porque yo fui hospitalizada por una semana para hacerme toda clase de exámenes
para descartar tumor cerebral después de sufrir alteración del equilibrio
y perdida parcial de la audición. Me diagnosticaron hipoacusia, perdida
parcial de la capacidad auditiva, sin poder encontrar la causa. Cuando me
ingresaron en el hospital lo primero
que hice es llamar a Bingen y hablamos sobre el problema. Cuando le contamos
a ama todo esto, a ella le preocupó porque tenía temor a las consecuencias
que todo esto acarrearía, yo solamente tenía 37 años. Aita
había padecido del oído toda su vida, sufriendo tinitus,
zumbido de un oído constantemente por lo que le era casi imposible
comprender las conversaciones en reuniones o fiestas donde había gran número
de invitados, y ama sabia lo frustrante que eso fue para el. Y es lo que yo
padecería de aquí en adelante. Además
de ser físicamente exigente y provocar estrés, supone un reto en la vida
diaria con la disminución de la capacidad de percepción del sonido en
ambiente con conversaciones y ruidos además de la incapacidad de localizar
la precedencia del sonido. Pero yo no perdí el temple diciéndole a ama una
de las frases más nombradas en la Biblia: “No tengas miedo.”
Yo creo le calmó un poco. La pérdida de mi oído fue el mismo día
que murió Francisco Franco: 20 de noviembre de 1975. Recordamos a la
venganza de Moctezuma por el “mal momento” que pasa un turista cuando
come comida picante o chile en suelo mejicano. Físicamente
me recobré rápido y pronto hicimos nuestros planes. A las mañanas teníamos
un horario cotidiano muy reglamentario.
Ama tempranito en la mañana dejaba preparada la cena y a las 10 que
salíamos de casa hasta la hora del almuerzo.
Generalmente le llevaba a los centros comerciales que es lo que mas
le gustaba a ella. Y como disfrutaba de ello. A la tarde después de tomar
una siesta tomaba su taza de café y así reforzada estaba lista para lo que
fuera. La mayoría de las veces estábamos en el jardín con los niños o
hacíamos las labores de rigor como era coser y/o tejer. A las noches de vez
en cuando jugábamos a las cartas. Los domingos íbamos a la Misa y luego
Bob nos llevaba de excursión para ver algo nuevo. Decidimos ir a visitar la
ciudad capital y nos fuimos los seis a Washington por una semana. Visitamos
a los edificios más importantes como la Casa Blanca, el Capitolio, la
Biblioteca del Congreso y algunos pocos museos de las cuales yo le había
escrito tanto unos años antes. Con
pena de nosotros volvió a Caracas. Los niños y ella se llevaban muy bien y
yo tuve tiempo para hablar con ella de muchas cosas olvidadas atrás. Nos
prometió que un año después volvería para visitarnos otra vez. Cada vez
que llegaba traía libros, discos, y muñecas para las niñas que ella las
vestía como lo había hecho en nuestra infancia. WASHINGTON DC. La
Primera Comunión de Kathleen se llevó a cabo en el día de mi cumpleaños
y ama vino a celebrar con nosotros. Ahora
vivíamos en Washington. Con la visita de ama se reforzaban las tradiciones
familiares de antaño. Ella gozaba mucho con las niñas y les enseñaba a
memorizar el Txalopin Txalo. “Palomita Blanca” antes de ofrecerles
caramelos que siempre llevaba con ella.
Cantaba con ellos “Se va la Barca” “Mambrú se fue a la
Guerra” “Sobre el Puente de Avignon” “Antón Pirulero, y la
siniestra canción “No me mates con tomate…” En
este viaje hicimos muchas cosas juntas porque yo tenía mas libertad, ya que
las niñas estaban en el colegio todo el día. Entre muchas cosas tapizó
otro sillón que le gustaba mucho porque decía era muy cómodo y era su
favorito; aun lo tenemos en recuerdo a ella. Uno de los días ella decidió
ir de compras sola al centro de Washington en autobús. En
estas aventuras nunca se perdió, y nunca llegó tarde. En todos los viajes
que ella hacía sola Bob le dejaba en la parada del autobús que esta en la
universidad y le recogía a la hora indicada en el mismo lugar. Otro día
fuimos a un centro comercial cerca de casa y compró un equipo de sonido con
todo lo necesario (tocadiscos y cornetas), encargo de Xabier. Y entre ella y
Bob estuvieron toda la tarde embalando para llevarlo a Caracas. No le
importaba a ella todo lo que implicaba semejante paquete si con ello le
hacia feliz a nuestro hermano.
Ahora con más confianza por sus anteriores aventuras se desvió de
su camino y tomó diferentes líneas de autobuses para llegar a las
boutiques del famoso Watergate que es como una pequeña ciudadela de cinco edificios. Es enorme,
tiene 25 hectáreas, y esta ubicada frente al Río Potomac y al Centro de
Bellas Artes John F. Kennedy. Es considerado el lugar mas deseado para vivir
en Washington. Es popular entre los miembros del congreso y miembros del
gabinete del Presidente. Es como una ciudad dentro de otra ya que tiene, un
hotel, apartamentos, restaurantes, mercados, clubs de salud física, clínica
médica y dental, correos, farmacia, licorería y tiendas. En 1972 el Comité
nacional del partido demócrata estaba situado en el 6º piso del hotel,
caso que se conoce como el “escándalo del Watergate” que llevó a la
renuncia del presidente Richard Nixon. Y a este lugar se fue nuestra madre
de compras. A mi me compró una falda escocesa con su chal a juego muy
bonito. Y llegó contenta de su viaje y cuantas cosas nos contó aquella
noche. Disfrutaba comprando y viendo tantas cosas que apenas notaba su
cansancio. Al despedirnos de este viaje, que seria el ultimo que ella haría
a Washington, un poco preocupada por mi salud y algo tristona por dejarnos
me dijo “Que orgulloso aita
estaría de ti.” EUSKADI En
la Navidad de 1978 decidimos volver a Euskadi. Llegamos a Euskadi en una
fecha importante como era la aprobación y publicación de la Constitución
Española de 1978 ratificada el
6 de diciembre que terminaría con la abolición final del anterior régimen
franquista y sustituyendo la dictadura por un sistema democrático de
monarquía parlamentaria con la proclamación del rey Don Juan Carlos I de
Borbón. Se
veían ikurriñas y símbolos patrióticos vascos por todos lados y los ánimos
estaban buenos para festejar una buena Navidad. Arantza nos invitó para
hospedarnos en Alzuza y ama nos hizo para esta Navidad un menú de primera:
chipirones en su tinta, croquetas de jamón, tocino de cielo y compota de
orejones y ciruelas es de lo que yo más me acuerdo. La ultima que yo pasaría
con ella. Por
estos días ama invitó a sus dos nietos mayores para presenciar un juego de
pelota a mano que es un deporte tradicional vasco, en el que participan dos
equipos que golpean la pelota únicamente con la mano contra un muro del
frontón hasta conseguir un tanto. Fuimos al frontón Labrit en Pamplona. Anne Miren y su primo
Xabier competían durante todo el partido y como disfrutaba ama al ver la
rivalidad de los dos primos. Xabier apostaba por un color y Anne Miren por
el otro, no me acuerdo quien era cual. Aunque Anne Miren nunca antes había
visto un juego de pelota, le gustaba el desafío de ganar a su primo. Para
alegría de Anne Miren su equipo ganó.
Aunque a su primo no le gustó, el supo afrontar su derrota como todo
un caballero y ama los llevó a los dos a comer chocolate con churros. Toda
la familia, menos ama y yo, decidieron ir a Leitza, cuna de grandes figuras
del deporte rural vasco, para presenciar la llegada del Olentzero. Las dos
hablamos casi todo el tiempo acerca de las memorias que estaba escribiendo y
sobre los libros de nuestro padre que quería publicar pronto. Hablamos de
las fotos del álbum familiar que ella atesoraba.
Yo le pedí tener las fotos de cuando era niña para mostrarlas a
nuestros hijos, pero me dijo que ella gozaba mucho mirando todas las fotos
de nosotros y no quería desprenderse de ellas todavía.
Tristemente nunca las podré ver porque a su muerte han desaparecido.
En este viaje me regaló un librito titulado La Perfecta Casada de
Fray Luis de León, el poeta lírico español, interpretación de los
proverbios de Salomón.
Después
de este viaje Anne Miren y ella mantenían frecuente correspondencia,
nuestra hija de 12 o 13 años le escribía de los planes de ella para el
futuro. Anne Miren siempre le ha gustado escribir y se extendía en sus
comentarios que me los mostraba, pero yo no me acuerdo, lo único que viene
a mi memoria era una de las últimas en que le decía a ama que “ella iba
a comprar una casa tan grande como un castillo y ama seria la invitada de
honor”. Ama le hizo gracia ese plan de su nieta y le contestó enseguida
una muy cariñosa. Nunca dejaba ninguna carta sin contestar puntualmente, ni
pasaba ningún encargo sin hacerlo o ninguna fecha especial por alto.
Ama era sumamente cumplidora. Le hacia mucho bien que sus nietos le
mostraban cariño, aunque nadie podía llenar el gran hueco que sentía por
la muerte de nuestro padre. Ella vivió con nosotros diferencias
experiencias en las llanuras de Tejas, en la montañosa ciudad de Tennessee,
y en la excitante capital del país norteamericano. Y gozó en diferente
forma en cada una El
9 de abril de 1980 Carlos Garaikoetxea fue elegido Presidente del Gobierno
Vasco, casi 5 años después de que Franco muriera. El era el primer
presidente elegido por el pueblo. Con los ánimos levantados recibimos mucho
ánimo para hacer algo por la cultura y causa vasca. Ama que estaba en esos
momentos viviendo en Aluza vio feliz parte de su sueño realizado. Por esos
días me escribió tenia reservado un vuelo para Caracas el 14 de junio y
para setiembre vendría y pasaría las navidades con nosotros. En estos días
se le presentó una peregrinación de cuatro días a Lourdes que ella quería
hacer y le acompañaría su nieto mayor Xabier de trece años. (Nuestra
hermana Arantza relata dicho viaje). “En
una preciosa y soleada mañana de un jueves 5 de junio de 1980 ama y su
nieto Xabier, de 13 años, salieron para Lourdes, haciendo parada antes en
Zaragoza donde almorzaron y prosiguieron camino a Andorra llegando a esta a
las 4 de la tarde. Después de registrarse en el hotel se fueron de compras.
Andorra es por excelencia el país de las compras y ama estaba en su reino.
Se compra sin pagar aranceles ni impuestos en la aduana teniendo los precios
mas bajos que en cualquier otro país europeo. Al día siguiente, 6 de
junio, también se pasaron de tienda en tienda, a la noche después de jugar
mus, un juego de cartas de origen vasco muy popular en Euskadi y el objetivo
principal del juego es apostar, con el nieto se fueron a la cama. Pero a la
una de la madrugada ama despertó con nausea y jadeando un poco. Xabier por
pedido de ama llamó al medico del hotel y la llevaron al hospital en
ambulancia, su nieto se quedó unas horas con ella en el hospital, la dejo
sentada en la cama hablando con un doctor chileno.”
Que
vacío mas tremendo sentía sin ella. Extrañaba
sus cartas semanales tan puntuales, sus noticias, sus preguntas, sus
atenciones y sus consejos. Tantos proyectos que teníamos para hacer. En mi
última carta le pedí su consejo y ayuda porque decidí empezar la
universidad y requería mucho tiempo y trabajo y los niños todavía eran
pequeños. Ella se puso contenta con mi idea y también de verse necesitada.
Una pequeña nota escrita por ella a propósito de ello que dice:
“Vale mas verse solicitada como precisa y necesaria, que ser
rechazada desde luego, como algo que no sirve para nada. M.” En
1985 volvimos a Euskadi los cinco y nos recorrimos Euskadi de este a oeste y
de norte a sur. La ausencia de ama la sentía profundamente e hicimos varias
visitas al cementerio donde reposan sus restos, en este viaje y volvimos
hacer tres años mas tarde. Plantamos un pequeño
arbusto cerca del panteón Iribarren donde ella esta enterrada.
Siendo
la presidenta tenía ante mí una enorme cantidad de planes para realizar y
con gusto decidimos a empezar la obra que apenas duró siete años, pero en
los cuales se hizo muchísimo. Se festejó por primera vez una Misa en
vasco, un Aberri Eguna, San Ignacio, el Día del Euskera. Se imprimieron
boletines mensuales, se llevaron a cabo clases de vasco, de coro y de danzas
y con que ilusión hacíamos todo ello! Pasábamos películas de cultura
vasca, invitábamos a profesores de Nevada para explicarnos sobre la
inmigración vasca que vino como pastores fue al oeste hace un siglo. En
1988 cerramos con broche de oro con la visita del Lehendakari José Antonio
Ardanza a nuestro centro en el que le brindamos una gran cena, pero cuanto trabajo, tiempo y energías poníamos para esta
magna obra de crear y mantener este centro vasco que cerró sus puertas
antes de lo que habíamos pensado. Bob y yo dimos nuestro adiós con pena y,
se cerraron sus puertas para siempre.
La semilla reviviría casi veinte años más tarde con diferente grupo
de vascos, pero como siempre con la mira en Euskadi. El
once de agosto de 1988, 19 años de la muerte de aita, y ocho años del
fallecimiento de nuestra madre, el Ayuntamiento de Getxo preside un busto de
nuestro padre, obra del escultor José Luis Butrón en la plaza que lleva su
nombre en reconocimiento a su intensa labor por su pueblo y por la cultura
vasca. La plaza esta ubicada en Arriluce, a poca distancia de la Avanzada,
lugar donde aita y ama comenzaron oficialmente sus relaciones, 60 años
antes, y casi enfrente al Cementerio Municipal de Getxo, donde reposan los
restos de ama en la paz eterna
Foto de mi graduación con la ikurriña en el birrete. GORRAIZ, NAVARRA
En Navidad de 2008 nos reunimos los cinco hermanos después de haber
pasado cincuenta años sin haber estado los cinco hermanos juntos en el
mismo lugar. Las reuniones familiares haciendo con ilusión se dice son
herramientas claves para construir un legado familiar. La última y única
vez que estuvimos los cinco hermanos en el mismo lugar fue a bordo del barco
Provence el 22 de abril de 1956. La guerra cambió no solamente los destinos
de nuestros padres sino de nosotros los hijos, y nuestros nietos. Ahora cada
uno de nosotros estamos envueltos con nuestras propias familias, en
diferentes culturas, en diferentes partes del globo, en mi caso hablando
diferente lengua. Foto en el Hotel Gorraiz de nosotros cinco por primera vez en cinco años,
por orden cronológico (de izquierda a derecha): Xabier, Bingen, Arantza,
Begoña, y la autora.
Toda
la familia frente a la plaza de aita.
Con
toda la alegría que nos produjo estar juntos hermanos, sobrinos y primos
durante esa semana nos hemos dado cuenta cuanta felicidad nos ha sido vedada
por el exilio, y la emigración de nuestros padres y transmitida a las
siguientes generaciones a consecuencia de las dos injustas guerras. Personalmente
yo he vivido en cinco diferentes países siempre con la imagen de algo
querido dejado atrás, y un nuevo sentimiento esperándome en el nuevo
territorio recorriendo con muchos
viajes. Y viendo crecer a nuestros hijos y nietos siempre puedo ver en ellos
algo que me recuerde a lo que quedó muy atrás. Este último viaje ha sido
a mis recuerdos especialmente, lleno de nostalgia con la memoria de los
mensajes, el ejemplo y la imagen de nuestra madre en mi mente y corazón.
Pero como dice el dicho; El pasado es historia, el futuro es un misterio y
el presente un regalo. Mis
memorias las dedico al recuerdo de nuestra madre, aunque la mejor manera de
honran la memoria de nuestra madre el 10 de setiembre, es que ella desde el
cielo vea que reina paz entre sus cinco queridos hijos y que el lazo de amor
que ella trato de entrelazar entre nosotros reine para siempre en nuestros
corazones.
Un agradecimiento muy especial para mi esposo Bob que me ha ayudado
pacientemente en este proyecto e instalado todas las fotos en el documento. INDICE Antepasados Sus pueblos, sus vidas Nuestros padres Guerra Civil Española Primer exilio San Jean Pied-de Port Paris Nacimiento de las dos
primeras hijas Segundo exilio, travesía
en el mar Tercer exilio, Buenos
Aires Nacimiento de la tercera
hija Cuarto exilio, Montevideo Nacimiento del cuarto y
quinto hijos varones Quinto exilio, Caracas Estados Unidos
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I) Vida de Mercedes Iribarren de Ametzaga -Gure Ama - Tributo a nuestra Ama, por Mirentxu Ametzaga |
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II) La mujer que acompaño a Vicente de Ametzaga Aresti - por Xabier I. Ametzaga |
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III) Mis manos quieren hablar - mi poema a mi Ama - por Xabier I. Ametzaga |
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IV) Publicaciones en Internet relacionadas |
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